Los que hacen del cine un arte

Incluimos datos, fotografías y enlaces a artículos y estudios de directores de cine que por su obra y trayectoria en este arte, forman parte de su historia.

sábado, 7 de enero de 2012

Kim Ki-duc

Kim Ki-duc

“Hoy en día hablamos demasiado. Se pronuncian demasiadas palabras, demasiadas promesas incumplidas que destruyen nuestra belleza interior. El silencio preserva esa belleza, la mantiene pura.”  Kim Ki-duk

Autor de una docena de obras a veces altamente experimentales, es distintivo el ritmo pausado de su cine, el fuerte contenido visual muchas veces cruento, el parsimonioso uso del diálogo y el énfasis en elementos criminales o marginales de la sociedad. Este último refleja la posición de Kim dentro de la sociedad surcoreana en general, y el ámbito fílmico en particular.

Kim nació el 20 de diciembre de 1960 en Bonghwa, en la provincia de Gyengsang del Norte, en el seno de una familia rural. Trasladados a Seúl cuando tenía 9 años, se educó para trabajar en agricultura, pero abandonó su formación para trabajar como obrero fabril a los 17 años. Se alistó en la infantería de marina del ejército surcoreano a los 20 años, y prestó servicio como suboficial hasta los 25; a su baja, se dedicó a la pintura —una afición desde niño—, ganándose la vida como acólito en un templo budista.

De acuerdo a Kim, fue en París donde acudió por primera vez al cine; entre las primeras películas que vio se contaron El silencio de los inocentes, de Jonathan Demme, y Los amantes del Pont Neuf, de Leos Carax, que le causaron ambas una gran impresión. De regreso en su país natal, su recién descubierta afición le llevó a presentarse a varios concursos de guión; en 1993 obtuvo el premio mayor del Instituto Nacional del Guión de Corea del Sur por Un pintor y un criminal condenado a muerte. En 1994 logró la tercera plaza del concurso organizado por el Concejo Coreano de Cine (KOFIC) con Doble exposición, y al año siguiente el premio mayor del KOFIC por Cruce imprudente. Aunque ninguno de estos guiones llegó a rodarse, su éxito le permitió obtener un contrato con Joyoung Films para rodar Cocodrilo (악어, Ag-o), la brutal historia de un grupo de personas sin hogar que viven bajo un puente sobreviviendo a fuerza de astucia y violencia. Ag-o anticipó la conjunción de fotografía delicada y trama brutal que caracterizaría a la obra subsiguiente de Kim; obtuvo poco éxito con la prensa local, pero consiguió una plaza en el Festival Internacional de Cine de Pusan, donde se proyectó en la sección Panorama Coreano.

El festival de Pusan sería uno de los principales puntos de exhibición de Kim en los años siguientes. Su primer guión se transformó en Animales salvajes (야생동물 보호구역, Yasaeng dongmul bohoguyeog), rodada en 1996 en las calles de París, que se exhibió en el Festival Internacional de Vancouver. En 1998 La puerta azul (파란대문, Paran daemun) se elaboró sobre otro guión premiado por KOFIC y tuvo más exposición internacional, proyectándose en la Berlinale y en el Festival de Cine de Karlovy Vary; un cambio rotundo en el estilo fílmico de su autor, es un híbrido entre melodrama adolescente y denuncia social, ambientado en una pequeña ciudad portuaria donde una joven prostituta es el único sustento de la familia que mantiene el pequeño hostal donde lleva a sus clientes. La relación agridulce entre la hija de la familia empobrecida y la prostituta es uno de los puntos centrales del film, evocado luego en otras obras del autor.

En 2000 rodaría dos películas: la muy experimental Ficción verdadera (실제상황, Siljae Sanghwang), rodada en apenas 200 minutos y montada en tiempo real, acerca de un artista callejero, su ex novia, y otros personajes que atraviesan la plaza en la que éste ofrece sus obras durante la hora larga que dura el film, y la obra que le representaría el salto a la fama crítica internacional: La isla (, Seom). Una morosa narración de la relación entre un fugitivo de la ley y la propietaria de un centro de pesca, en la que los inquilinos habitan tiendas flotantes en el lago. La isla se hizo notoria entre otras cosas por la crudeza de algunas de sus escenas, que llevaron al desmayo de un crítico en su premiere en el Festival Internacional de Cine de Venecia. La presencia de una prostituta, una figura recurrente en la filmografía de Kim, atrajo la ira del público coreano, y la violencia de algunas de las escenas provocó reacciones de desagrado, pero la obra estableció firmemente a su autor como una presencia significativa, y se proyectó en una docena de festivales en todo el mundo. Domicilio desconocido (수취인불명) abrió el festival de Venecia al año siguiente, y Mala gente (나쁜 남자) —una nueva incursión en el mundo de la prostitución forzada y la violencia como vínculo amoroso— fue su primer éxito de taquilla, entre otras razones gracias a la presencia de Jo Jae-hyeon en el papel principal.

Su siguiente película, El guardacostas (Hae anseon) contó con la presencia de una estrella local, Jang Dong-kun, pero resultó menos efectiva que las anteriores. En el 2003 Primavera, verano, otoño, invierno... y otra vez primavera (봄여름가을겨울그리고봄, Bom yeoreum gaeul gyeoul geurigo bom) atrajo nuevamente la atención masiva, sobre todo por la mayor accesibilidad de un film desprovisto por completo de violencia. Con la primera presencia de Kim frente a las cámaras en el papel de un anciano monje budista, sus obsesiones con la violencia, la crueldad y la futilidad cíclica de la vida se desplazan ahora al comentario de las diversas pasiones que atraviesan la vida de una persona. Fue también la primera de sus películas en alcanzar distribución a gran escala fuera de los festivales y, fijó las bases para que las posteriores Samaria (que obtuvo el Oso de Plata al mejor director en Berlín en el 2004) y Hierro 3 (ganadora del premio equivalente en Venecia) aparecieran en el circuito comercial.



Películas de Kim Ki-duk en Cinearte:

"Aliento"

1 comentario:

David Cotos dijo...

Me gusto Hierro 3 y Las estaciones.